El cuadro se construye totalmente a mano en nuestro taller.

El proceso se inicia con una conversación entre nosotros, indagando en la necesidad especial o en el objetivo que se persigue. Preguntando, intercambiando opiniones, averiguando el porque hasta tener claro que es lo que se quiere.

A partir de ahí, saltamos al diseño: se seleccionan los componentes y, con ellos se ponen los puntos clave para iniciar el diseño del cuadro. Cálculo de la geometría, parámetros del ciclista, selección de la tubería… todo se incorpora en el desarrollo.

Una vez que tenemos el diseño acabado empieza la parte de las manos:
Sierra, lima y soplete.

Tras sacar los planos y se empieza a cortar tubería y a darle forma al cuadro hasta llegar al proceso de soldadura, una parte vital en la construcción del cuadro pues, si no se hace bien, el cuadro saldrá con tensiones que pueden convertir la bicicleta en incontrolable.

Todos nuestros cuadros salen comprobados de alineación, la misma tiene que ser lo más cercana a la perfección y, para ello, se expedirá un certificado al respecto con los valores reales que de el cuadro.

Con el cuadro soldado, se comprobará una vez más la alineación y se pulirán las soldaduras para que su aspecto sea impecable e impresionante.

Y, tras eso, solo quedará el proceso de pintura. Para la misma puedes aportar tu propio diseño o bien lo haremos nosotros, pues contamos con relaciones con estupendos diseñadores que harán de cada cuadro una obra de arte.

Tras eso, el cuadro estará listo para montar, lo que podrás hacer con tu mecánico de confianza o dejarnos aconsejarte un mecánico de la nuestra.